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16.7.07

LOS HOMOSEXUALES Y LA IGLESIA II

La Iglesia exhorta a los hombres y mujeres homosexuales a que acudan a la Iglesia, a la oración y a la fuente de la gracia, que fortalecerán su compromiso de vivir una vida casta. El apoyo de la comunidad cristiana y los sacramentos son las fuentes primarias del cuidado pastoral para la persona homosexual. Nunca debemos subestimar el poder de estos medios sobrenaturales en la vida de la persona homosexual o de ninguna persona. Asimismo, debemos siempre recordar que la persona homosexual que está tratando de llevar una vida casta, forma parte esencial del Cuerpo de Cristo. Por medio de esta aceptación heroica de su propio sufrimiento, están dando testimonio de castidad.

¿Qué debe hacer entonces una persona homosexual que busca seguir al Señor? Sustancialmente, estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, uniendo al sacrificio de la cruz del Señor todo sufrimiento y dificultad que puedan experimentar a causa de su condición. Las personas homosexuales, como los demás cristianos, están llamadas a vivir la castidad. Si se dedican con asiduidad a comprender la naturaleza de la llamada personal de Dios respecto a ellas, estarán en condición de celebrar más fielmente el sacramento de la Penitencia y de recibir la gracia del Señor, que se ofrece generosamente en este sacramento para poderse convertir más plenamente caminando en el seguimiento de Cristo.

Según esto: ¿Puede una persona homosexual acceder al sacerdocio? Naturalmente que sí. Sólo en el caso de que su tendencia homosexual sea de tal índole insuperable (tendencia profundamente arraigada) que no sea capaz de mantenerse en castidad debe abstenerse de aspirar a ser ministro ordenado o también si pretende hacer ostentación de su militancia “gay”. En definitiva, igual que una persona heterosexual que aspire al sacerdocio, que también debe mantener una continencia perfecta.
Para más información pueden los lectores consultar la “Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual” y la Carta sobre “La atención pastoral a las personas homosexuales”, ambas de la Congregación para la Doctrina de la Fe, así como la “Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las Órdenes Sagradas”, de 4 de noviembre de 2005.
Jesús Luengo Mena, Lector instituido

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