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20.8.11

MICELANIAS DE LA IGLESIA CATÓLICA II

Seguimos en esta segunda entrega con el tema de la anterior entrada.

Algunos santos, incluso de gran devoción popular, tienen un origen cuando menos dudoso. El Martirologio Romano es el libro donde se recogen y actualizan las actas de los mártires y santos. Algunos se han caído del libro. Así sucede con San Expedito. Resultó que de un convento de monjas de París se pidió a Roma reliquias de algún santo, ya que no tenían ninguna, con el ánimo de venerarlas. Al poco, recibieron un paquete de Roma con unos huesos. El paquete ponía: “Expedito. Roma”, o sea, expedido, enviado desde Roma. Las monjas, sin más averiguaciones, concluyeron que eran reliquias de San Expedito. Desde entonces, San Expedito es el abogado para las causas urgentes y que no pueden sufrir demora.
Algo parecido le pasa a San Cristóbal. Su nombre proviene de Christoforus o sea, el portador de Cristo. Santo mítico, llevó al Niño Jesús sobre sus hombros. Una hermosa leyenda así nos lo cuenta. Cristóbal se dedicaría al oficio de transportar a la gente, por amor de Dios, de un lado al otro de un río caudaloso, sobre sus hombros. Un día llevaba a un Niño que continuamente crecía, de tal modo que le parecía que llevaba todo el peso del mundo sobre sus hombros. El Niño se dio a conocer como el Creador y Redentor del mundo. Para demostrar su personalidad ordenó a Cristóbal fijar su bastón en la profundidad. A la mañana siguiente el bastón se había transformado en una palmera llena de fruto. Es patrono de transportistas y conductores.
Algunas frases de contenido eclesial que precisan una explicación.
Muy conocida es la frase “La Biblia en verso”, expresión referida a un empeño imposible y descomunal. La Biblia no se ha escrito nunca en verso. Sí hay algunos libros de tema religioso versificados, como La Cristiada, obra del dominico sevillano fray Diego de Hojeda, que la escribió en Lima en 1611 o versiones del Catecismo Ripalda.
También es famosa la frase de ”París bien vale una misa”, que pronunció el rey Enrique IV en 1593, como heredero al trono de Francia. Su credo protestante era incompatible con ser rey de Francia y, en un acto de oportunismo político, se hizo católico.
Otro error muy común en identificar a monje y fraile. Para muchas personas son palabras sinónimas. Pero no lo son. La palabra monje viene del griego monos (soledad). Un monje es un religioso que pertenece a una Orden religiosa cuya característica (o al menos en su origen) es la de vivir apartado del mundo, en relativa soledad, dedicado al Ora et labora, (oración y trabajo). Son los sucesores de los primitivos anacoretas, que practicaron la fuga mundi. De la vida en soledad pasaron a una vida cenobítica, o sea, en común, con una Regla de vida. Habían nacido los monasterios.
El fraile vive en conventos y su vocación es vivir en el mundo, dedicado a la catequesis, caridad, predicación, dedicación a los enfermos, etc. Por eso los conventos se crean dentro de las ciudades, a diferencia de los monasterios, más alejados de los núcleos urbanos. Los frailes nacen en el siglo XIII, con la creación de las ordenes mendicante (dominicos y franciscanos esencialmente). Si viven de la limosna, necesariamente deben estar en contacto con la población.
Otro error muy frecuente es denominar como orden religiosa a toda asociación de religiosos. Las órdenes religiosas se fundan hasta el siglo XVI, entendiéndose como los escolapios la última fundada. Denominar a los salesianos o claretianos como órdenes religiosas no es riguroso: son congregaciones. La diferencia no solo es de nombre, sino también de dedicación, carisma y de votos. En otra ocasión profundizaremos en esas diferencias.

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