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31.7.12

MISCELANEA VARIA III

Seguimos en este artículo respondiendo a cuestiones variadas referidas a la Liturgia y a la Iglesia en general.
¿Qué es la excomunión? La excomunión es la pena impuesta por ley canónica por la que un católico es parcialmente excluido de la vida de la Iglesia. Ciertos pecados o delitos particularmente graves están sancionados con la excomunión, la pena eclesiástica más severa, que impide fundamentalmente la recepción de los sacramentos y el ejercicio de ciertos actos eclesiásticos. De esta forma, un excomulgado (que no es lo mismo que expulsado aunque tienda a identificarse así) está impedido de participar en la Santa Misa, recibir la Sagrada Comunión, la Confesión, y los demás sacramentos. Los excomulgados no pueden ser padrinos ni participar activamente en la vida de la Iglesia. La excomunión puede ser levantada, aunque la  absolución sólo puede ser concedida por el Papa, por el obispo del lugar, o por sacerdotes debidamente autorizados. En caso de peligro de muerte, todo sacerdote, incluso privado de la facultad de oír confesiones, puede absolver de cualquier pecado y de toda excomunión. Se considera la pena más grave que impone la Iglesia.
¿Quiénes incurren en excomunión? En primer hay que ecir que solo los católicos pueden ser excomulgados y que la pena de excomunión tiene un sentido  medicinal, para hacer ver a la persona la gravedad de su falta. Hay dos formas de excomunión: la excomunión latae sententiae y la excomunión ferendae sententiae. Es la misma excomunión, pero en la primera se incurre de manera automática, por la gravedad del delito, y en la segunda se incurre tras un proceso judicial canónico.
A grandes rasgos, incurren el excomunión latae sententiae los que atenten contra el Papa, las que abortan y sus colaboradores, los que profanan las Sagradas Especies, los apóstatas, herejes y cismáticos, los sacerdotes que violen  el sacramento de la confesión y los que ingresen en asociaciones que persigan destruir a la Iglesia.
¿Concede la Iglesia el divorcio? Rotundamente no. Ahora bien, hay algunos casos en los que el matrimonio, si no ha cumplido los requisitos exigidos, puede declararse nulo. No es lo mismo nulidad que divorcio. La nulidad implica que el sacramento no se realizó, bien por existir algún impedimento, por vicio de consentimiento o por defectos de forma. Los cónyuges a los que se les conceda la nulidad  vuelven a ser solteros. Para conceder una nulidad solo se tienen en cuenta las circunstancias que se daban en el momento de la boda. Lo que pase después de la boda no afecta, salvo que tenga un origen previo. También un matrimonio puede anularse, si no ha sido rato o consumado.
¿Tienen los bautizados en la fe católica obligación de casarse sacramentalmente, popularmente dicho por la Iglesia? Rotundamente sí. La Iglesia no admite el matrimonio civil para sus miembros, por lo que ese matrimonio, casados solo civilmente, estarían en situación irregular (de concubinato, en sentido estricto). Por ese motivo, no les está permitido acercarse a la comunión ni al sacramento de la penitencia, hasta que no regularicen esa situación.
¿Se puede comulgar dos veces el mismo día? Sí, se puede. El CDC dice, en su canon 917, que  "Quien haya recibido la Sagrada Comunión puede recibirla de nuevo el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe". Así pues, quien comulga por la mañana en una misa y, por la tarde, asiste a otra misa, con ocasión de una boda, un funeral o simplemente por devoción, puede volver a comulgar una segunda vez. Ahora bien, no sería correcto asistir por devoción a varias misas y comulgar en todas ellas.
¿Por qué se purifican los vasos sagrados tras la comunión? Se trata de que no queden partículas de las hostias ni restos del vino consagrado. No se olvide que, en las especies consagradas, por pequeña que sea la parte, se encuentra el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Así pues, se trata de sumir los posibles restos que hayan quedado después del banquete eucarístico.
¿Se pueden lavar los vasos sagrados? Sí. Lavar es distinto de purificar. Una vez purificados debidamente el cáliz, el copón y la patena se pueden lavar, si se considera necesario. Pero eso sí, sin usar estropajos que puedan dañar la superficie ni rayarla ni detergentes abrasivos. 

22.7.12

MISCELANEA VARIA II

Seguimos en este artículo con varios temas, sobre los cuales a veces no se tiene la suficiente formación.
¿Qué es una archidiócesis? Sabemos que la Iglesia se organiza, territorialmente hablando, en diócesis que, en España, coinciden esencialmente con las provincias, con algunas excepciones. A su vez, las diócesis se agrupan en provincias eclesiásticas. Al frente de cada diócesis se pone a un obispo como cabeza máxima de la Iglesia. Una archidiócesis no es más que una diócesis a la que la Santa Sede le da ese título honorífico por cuestiones de antigüedad, tradición histórica, considerarse origen de otras o por ser una región importante por su población u otras cuestiones. El obispo que está al frente de una archidiócesis ostenta el título de arzobispo. La archidiócesis preside un grupo de diócesis de una región, que reciben el nombre de "diócesis sufragáneas". Sevilla es una archidiócesis, porque preside la provincia eclesiástica del mismo nombre, que comprende las diócesis de SEVILLA, Cádiz y Ceuta, Canarias, Córdoba, Huelva, Jerez de la Frontera y Tenerife. Así, se dice la diócesis de Cádiz es sufragánea de la de Sevilla. Las provincias eclesiásticas, que tienen de propio derecho personalidad jurídica, están presidida por el metropolitano, quien es, a su vez, arzobispo. El oficio de arzobispo metropolitano va anejo a la sede episcopal, de la que recibe el nombre la provincia eclesiástica. En otras naciones se las llama arquidiócesis.
¿Qué diferencia hay entre un obispo y un arzobispo? En sentido estricto, ninguno. Ambos han recibido la misma ordenación episcopal. El arzobispo es un cargo honorífico, que preside la provincia eclesiástica, pero no “manda” en las diócesis sufragáneas, ya que cada obispo es soberano en su territorio. Así pues, la influencia del arzobispo en la vida de dichas diócesis es más de preeminencia que de injerencia, a no ser que existan razones de fuerza mayor para ello, como la imposibilidad de un obispo para regir la vida de su diócesis.
¿Es lo mismo un monje que un fraile? No. Los monjes son religiosos que pertenecen a Órdenes religiosas monásticas, cuyo carisma es la de vivir apartados del mundo dedicados a la oración, el estudio y el trabajo manual artesano o agrícola. Viven en monasterios que, por propia definición, están apartados de las ciudades para facilitar esa vida monástica. Monjes son, sin ser exhaustivos, los cartujos, los cistercienses, los jerónimos, los trapenses, los benedictinos. El superior del monasterio se denomina abad. Los frailes, en cambio, pertenecen a Órdenes religiosas de las llamadas “mendicantes”, y se dedican a labores de caridad, predicación, enseñanza, catequesis, cuidado de enfermos y similares. Viven en conventos, que pueden estar en las ciudades, por razones de su propia misión. Frailes son, sin agotar la lista, los franciscanos, los carmelitas, los mercedarios, los trinitarios, los dominicos, los mínimos. El superior del convento se denomina prior. Las diferencias entre monje y fraile eran más acusadas en siglos pasados. Además existen Congregaciones religiosas (como salesianos o claretianos) y Órdenes de clérigos regulares (como los jesuitas).
¿Qué es el clero regular y el clero secular? La diferencia estriba en que el clero regular pertenece a una Orden o Congregación, que tiene su propia Regla (de ahí viene regular), generalmente con los llamados tres votos. Se les llama también “religiosos”. El clero secular o diocesano no pertenece a ninguna Orden y está bajo la jurisdicción directa de su obispo. Lógicamente, la disciplina que impone la Regla solo afecta a los que, voluntariamente, la han aceptado al ingresar en la Orden o Congregación, al modo similar de un hermano que ingresa en una hermandad o cofradía.
¿Hacen los curas voto de castidad? Hay un gran desconocimiento sobre el tema de los votos religiosos. En principio, los votos de castidad, pobreza y obediencia solo lo hacen los que ingresan en Órdenes o Congregaciones y que los tengan en sus Reglas, que no todas estas asociaciones los tienen. Son propios del clero regular. Así, un religioso se obliga por el voto de castidad a ser casto, por el de pobreza a no tener bienes propios y a obedecer a su superior. Los bienes se poseen en común: si hay un coche, será para servicio del convento, si el fraile gana un dinero, predicando por ejemplo, lo entrega al prior y así sucesivamente. No puede tener dinero propio. En cambio, el sacerdote secular no profesa votos de ningún tipo. Eso sí, hace promesa de mantenerse célibe (o sea, no casarse), lo cual implica abstinencia completa. También promete obediencia y respeto al obispo. Sobre la pobreza, el sacerdote secular puede poseer bienes propios, o sea, ser dueño de un coche o un piso, venderlos, comprarlos, tener cuentas bancarias y ahorros, exactamente igual que cualquier laico. Eso sí, no debe llevar una vida ostentosa y vivir con moderación y austeridad por el ejemplo a los fieles. 
¿Qué es un cura vago? Aunque la palabra evoque a alguien que no quiere trabajar no tiene nada que ver. Se llama cura vago a aquel sacerdote que no depende jurídicamente de ningún obispo, pero que sigue siendo cura.  Vago hace referencia a que “vaga”, que no tiene domicilio fijo y va de un sitio a otro. El Código de Derecho Canónico prohíbe estas situaciones, en el canon 265, que obliga a todo clérigo a estar incardinado, bien en una Iglesia particular o bien en un instituto o sociedad.
¿Puede un sacerdote secular mudarse de diócesis, región o país sin más trámite? Rotundamente no. En principio, el clérigo queda incardinado (adscrito) a la diócesis en la que se ordena de diácono. Eso no significa que deba estar de por vida en la diócesis en la que se ordenó. Con los debidos permisos y autorizaciones, puede incardinarse en otra diócesis distinta, pero siempre por causa justa, no por puro gusto o capricho.

5.7.12

MISCELANEA VARIA

Vamos en este artículo, de sabor veraniego, a responder a varias cuestiones que pueden surgir dudas.
¿Dónde está el Cuerpo y la Sangre de Cristo? En primer lugar, si preguntamos a una persona que se toma al recibir la comunión nos dirá, probablemente,  que el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Si insistimos y le volvemos a preguntar que dónde está el Cuerpo y dónde la Sangre de Cristo es fácil que responda: el Cuerpo está en la hostia y la Sangre en el vino. Craso error. En ambas especies está completo el Cuerpo y Sangre de Cristo. Así pues, al comulgar en cualquiera de las dos especies, hemos recibido el mismo alimento celestial.
¿Se puede recibir la comunión sin haber antes confesado, teniendo conciencia de estar en pecado? Pues sí, aunque solo en determinadas circunstancias: que no exista la posibilidad de confesar sacramentalmente en ese momento, con lógico arrepentimiento  y siempre con la obligación de confesar, cuando antes sea posible. Por lo tanto, se puede, pero no como norma.
¿Puede cualquier sacerdote administrar cualquier sacramento? En principio hay que decir que la idea, pienso que generalizada, de que cualquier sacerdote, por el hecho de serlo, puede administrar cualquier sacramento en cualquier lugar o circunstancia es errónea. Solo el Papa y los cardenales pueden administrarlos sin restricción, en cualquier parte del mundo. Los sacerdotes reciben una autorización expresa de su obispo para celebrar matrimonios y oír confesiones, por ejemplo. Están autorizados de por sí el obispo, su vicario, los párrocos, sus vicarios y sus sustitutos. Ahora bien, para celebrar un matrimonio un sacerdote que no esté en esos supuestos debe tener autorización. Fuera de su diócesis, los presbíteros e incluso un obispo,  no podrán hacerlo si el obispo titular se lo niega. Igual para oír confesiones. Si lo hace, el sacramento sería válido, pero no lícito. Cada sacramento tiene su ministro y todos los sacerdotes pueden administrarlos, pero con las debidas autorizaciones en algunos casos, incluso la Confirmación, aunque el ministro propio debe ser el obispo. El sacramento del Orden está reservado al obispo.
¿Qué ocurre si se recibe un sacramento por una persona no autorizada? Eso puede suceder o bien porque el sacerdote no tenga la autorización debida o porque no sea persona ordenada. Depende de qué sacramento estemos hablando. Para celebrar la Eucaristía, la Reconciliación, el Orden,  la Confirmación y la Unción de Enfermos hay que estar ordenado necesariamente. Si se han recibido esos sacramentos de personas no ordenadas, el sacramento no se ha realizado, es inválido.
Distinto es el Bautismo y el Matrimonio, sacramentos para los que no es imprescindible estar ordenado. En caso de necesidad o con una autorización expresa del obispo, cualquier persona puede bautizar a otra siempre que tenga esa intención. En el matrimonio, los ministros son los cónyuges, el sacerdote actúa como testigo privilegiado en nombre de la Iglesia pero, en rigor, no es él quién casa a los novios (aunque así lo digamos), son los novios los que, con su consentimiento, se casan entre ellos. Así pues, las parejas que han contraído matrimonio en ceremonias oficiadas por ministros no autorizados lo han hecho válidamente. Se basa en el canon 144 del Código de Derecho Canónico, que textualmente dice así: “En el error común de hecho o de derecho, así como en la duda positiva y probable de derecho o de hecho, la Iglesia suple la potestad ejecutiva de régimen, tanto para el fuero externo como para el interno”. (144 § 1). Este canon es como una especie de garantía que la Iglesia proporciona a los que, de buena fe, contraen por desconocimiento o error, un sacramento que piensan que es efectivo.
¿Por qué se llaman ministros ordenados al clero?  Hay tres clases de ministerios ordenados: obispo, presbítero y diácono. La palabra "Ordinatio" = ordenación, se utilizaba en el Imperio romano para designar la entrada en el escalafón de los funcionarios imperiales. A partir de ser ordenado, el funcionario pertenecía a un orden diferente del resto del pueblo. A partir del siglo tercero se comenzó a utilizar en algunos lugares esta expresión para designar una dignidad o estado en la Iglesia. Esta denominación se extendería a toda la Iglesia con el paso del tiempo, dando nombre al sacramento por el que son constituidos los obispos, presbíteros y diáconos. Los arzobispos y los cardenales no reciben una ordenación adicional para serlo: tanto arzobispo como cardenal son nombramientos del Papa para ocupar esas dignidades, pero no precisan de una ordenación específica.
¿Qué significa la palabra "PAPA"? Tradicionalmente se viene diciendo que la palabra Papa tiene dos significados. Por un lado, la palabra corresponde a las iniciales de cuatro palabras  latinas: Petrí  Apostoli  Potestatem Accipiens, que quiere decir "El que recibe la Potestad del Apóstol Pedro". Un segundo significado es el que corresponde a la unión de las dos primeras sílabas de estas palabras latinas:PAter PAstor, que se traducen como "PADRE Y PASTOR. La realidad parece ser otra: la palabra procede del griego “Pappas”, que significa Padre.  La primera vez que se tiene constancia del empleo de esta expresión para el obispo de Roma es en una carta de Siricio –papa, a fines del siglo IV. Sin embargo, ese tratamiento seguía utilizándose indistintamente para otros obispos. Hay que esperar al siglo XI, cuando Gregorio VII lo restringió para uso exclusivo del obispo de Roma. Además, el título de papa no es exclusivo de la Iglesia de Roma, pues era utilizado antiguamente por los principales patriarcas, hasta que fue cayendo en desuso, conservándolo sólo el patriarca de Occidente –obispo de Roma–  y el patriarca de Alejandría  –tanto el de la Iglesia copta como el de la Iglesia ortodoxa de Alejandría–. En las iglesias orientales, los sacerdotes de la iglesia ortodoxa rusa también reciben ese tratamiento –popes–.