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7.4.13

DIFERENCIA EN LA FECHA DE LA PASCUA ENTRE LAS DISTINTAS IGLESIAS


La fiesta de la Pascua es de origen judío. Los judíos la celebran cada año el 14 de Nisán, coincidiendo con la primera luna llena de primavera, sea el día de la semana que sea. Su celebración hace referencia a la intervención de Dios en su historia, al liberarlos de la esclavitud de Egipto en tiempos de Moisés (Ex 12, 1-14).
La pascua cristiana se convirtió en la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús, por medio de la cual liberó a la humanidad entera de la esclavitud del pecado y de la muerte.
Haciendo un poco de historia diremos que, en los primeros siglos del cristianismo, hubo dos tendencias respecto al día de celebración de la Pascua. En Asia Menor celebraban la Pasión del Señor el 14 de Nisán, igual que el pueblo judío, o sea, el mismo día de la luna llena. Esta tendencia se la conocía como los cuatordecimanos.
En las Iglesias occidentales, influenciadas por la costumbre romana, celebraban la Pascua de Resurrección el domingo tras la primera luna llena de primavera. Roma daba más importancia a la resurrección y las Iglesias asiáticas a la pasión.
Por otra parte, las Iglesias de Antioquía, Alejandría y Roma, que celebraban la Pascua en domingo, no coincidían en el domingo adoptado para tal fiesta. En Antioquía, aceptando el cómputo hebreo, escogían para la Pascua el domingo posterior al 14 de Nisán, por lo cual, en algunas ocasiones, la Pascua caía antes del equinoccio de primavera (21 de marzo). En cambio, en Alejandría y Roma, donde se deseaba marcar distancia con la religión judía, utilizaban cómputos propios para calcular la Pascua de forma que no cayese nunca antes del equinoccio. Pero tampoco en este cálculo había uniformidad, ya que los alejandrinos situaban el equinoccio el 21 de marzo y los romanos lo anticipaban al 18 de marzo.
Con el fin de solucionar estos problemas, en el Concilio de Nicea (325) se establecieron las normas para fijar la fecha de la Pascua:
- que la Pascua se celebrase siempre en domingo;
- que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana, para evitar paralelismos o confusiones entre ambas religiones;
- que los cristianos no antepusieran nunca la fiesta de Pascua al equinoccio de primavera.
Ahora, el problema consistía en saber qué día era el equinoccio, el 18 o el 21 de marzo, llegándose al acuerdo de fijarlo el 21 de marzo, por la intervención de Dionisio el Exiguo, monje erudito y matemático del siglo VI, el fundador del cálculo de la era cristiana o Anno Dómini ( †544), que consiguió que la Iglesia romana adoptase el sistema de cálculo de la Pascua seguido por la Iglesia alejandrina.
En aquellos años estaba en uso el calendario juliano,  así llamado porque lo había implantado Julio César en el año 46 a.C. y que fijaba el equinoccio de primavera el día 25 de marzo. Pero resultó que ese calendario no era exacto, ya que daba un desfase anual de 11 minutos al año, que con el paso del tiempo se convirtieron en días.
Para evitar este desfase, el Concilio de Trento (1545-1563) determinó corregir el calendario para que el equinoccio aconteciera el 21 de marzo, como en tiempos del Concilio de Nicea (325),  habiéndose alcanzado una diferencia de 10 días.
El papa Gregorio XIII (1572-1585) reformó el calendario, mediante la bula Inter gravissimas (24 de febrero de 1582), decretando dos cuestiones fundamentales:
*Que se restaran 10 días al calendario, de modo que del 4 de octubre se pasara al 15 de octubre (1582).
* Que fueran bisiestos aquellos años cuyas dos últimas cifras sean divisibles por 4, exceptuando los múltiplos de 100 (1700, 1800, 1900...), de los que se exceptúan a su vez aquellos que también sean divisibles por 400 (1600, 2000, 2400...).
Este calendario, llamado gregoriano por el papa Gregorio, tiene un pequeño error que se convierte en un día cada 3.300 años.
Lo que interesa para determinar la Pascua es que, a partir de este cambio gregoriano, dejó de haber uniformidad en la fecha pascual, ya que este cambio de calendario no fue asumido en los países donde no seguían el credo católico, tales como ortodoxos, protestantes y anglicanos, calendario que tardó años e incluso siglos, en ser implantado.  
La reforma gregoriana quebró la unidad de celebración del mundo cristiano. A partir de ese momento comenzó a determinarse el domingo pascual de manera separada. Hoy día, a nivel mundial,  el calendario gregoriano está implantado civilmente, pero las Iglesias ortodoxas, prácticamente en su totalidad, siguen utilizando el calendario juliano para fijar sus fiestas litúrgicas. Por esta razón, Oriente y Occidente no celebran la Pascua el mismo domingo dado que aplican los principios fijados por el concilio de Nicea 325 a calendarios distintos.
Los ortodoxos siguen computando la Pascua con el calendario juliano y los romanos con el gregoriano. De momento, el calendario juliano tiene 13 días de retraso respecto del gregoriano, y, en el año 2100, la diferencia será de 14 días. Es decir, la fecha del equinoccio de primaveral que se ha fijado, según el calendario juliano, el 21 de marzo, corresponde, según el calendario gregoriano, al 3 de abril. El domingo de Pascua puede coincidir en ambas Iglesias cuando la luna llena que sigue al equinoccio de primavera caiga tan tarde que corresponda también a la primera luna llena tras el 21 de marzo del calendario juliano (para nosotros sería el 3 de abril). Esto no ocurre con regularidad. Sin embargo, se ha producido en los últimos años: 2001, 2004, 2007, 2010 y 2011. Y se producirá nuevamente en los próximos años en 2014 y 2017, pero después será necesario esperar hasta 2034.  En definitiva, la Semana Santa ortodoxa puede ser posterior a la católica o coincidir, pero nunca anterior.
Los intentos de unificar las fechas del calendario litúrgico han fracasado hasta ahora, y aunque algunas Iglesias –Constantinopla, Grecia, Rumanía, Chipre, Alejandría, Antioquía y Bulgaria– han adoptado el calendario gregoriano para el Año Litúrgico, mantienen para determinar la fiesta de Pascua el calendario juliano, con el fin de mantener la unidad en las Iglesias ortodoxas.
La Iglesia católica trató el tema en el concilio Vaticano II y así quedó recogido en el número 20 del decreto sobre las Iglesias orientales católicas Orientalium Ecclesiarum (21 de noviembre de 1964): Mientras llega el deseado acuerdo de todos los cristianos de celebrar el mismo día la festividad de la Pascua, y para fomentar entre tanto esa unidad entre los cristianos de la misma región o país, se concede a los patriarcas o a las supremas autoridades locales la facultad de proceder unánimemente y de acuerdo con todos aquellos a quienes interesa celebrar la Pascua en una mismo domingo. Incluso los padres conciliares manifestaron no ser contrarios a que se adoptase un domingo fijo para la Pascua, siempre y cuando estuvieran de acuerdo todos los que estén interesados, llegando a proponerse como día de la Pascua al domingo siguiente al segundo sábado del mes de abril, obteniendo el beneplácito del occidente cristiano pero no de las Iglesias orientales.
El Consejo Ecuménico de las Iglesias ha debatido el tema de la determinación de una misma fecha para la Pascua en todas las Iglesias cristianas sin obtener, de momento, resultado alguno.
Los interesados pueden ampliar esta cuestión visitando  http://www.lexorandi.es/TeologiaLiturgica/astronomialiturgia.html