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14.10.13

La bendición de imágenes de la Virgen

Ante todo, hay que comenzar diciendo que la Iglesia dispone de un libro litúrgico, llamado Bendicional, en el cual se explican y ordenan los ritos a seguir en los diferentes tipos de bendiciones, quienes son los ministros adecuados y demás aspectos a tener en cuenta.
Así, la Iglesia, para que los fieles podamos contemplar más profundamente el misterio de la gloria de Dios, nos invita a venerar piadosamente las imágenes sagradas, que deben tener un decoro y arte adecuado.
Las imágenes no sólo traen a la memoria de los fieles a Jesucristo y a los santos que representan, sino que en cierta medida los ponen ante sus ojos, ya que cuanto mayor es la frecuencia con que se miran, más los que las contemplan se sienten atraídos hacia el recuerdo y deseo de sus originales. Cuando se expone a la pública veneración de los fieles una nueva imagen sagrada, sobre todo en las iglesias, es conveniente bendecirla con el rito peculiar que el Bendicional propone.
Esta bendición no debe hacerse dentro de la Misa. Si, en cambio, cabe dentro del rezo de Vísperas. Otro caso distinto es la bendición de imágenes para uso y devociones privadas, del que aquí no vamos a tratar.
El ministro adecuado puede ser el presbítero, como cabeza de la comunidad a la que sirve, si el obispo no preside.
Si la imagen a bendecir y poner al culto tiene relevancia para la Iglesia diocesana, se hace con especial solemnidad y con gran afluencia de fieles es conveniente que sea el obispo quien presida el rito.
Es aconsejable siempre la presencia del pueblo. El ministro debe revestirse de alba y estola. Cuando se lleva traje talar, el alba puede sustituirse por el sobrepelliz. En las celebraciones más solemnes puede usarse la capa pluvial.
El color de los ornamentos será el blanco o el que esté en consonancia con el tiempo o la fiesta litúrgica
La celebración típica de la bendición consta de dos partes: la primera es la proclamación de la palabra de Dios, la segunda la alabanza de la bondad divina y la impetración del auxilio celestial.
Normalmente, la celebración se abre y se concluye con unos breves ritos.
EL RITO
El RITO DE LA BENDICIÓN DE UNA IMAGEN DE SANTA MARÍA VIRGEN consiste, básicamente, en unos ritos iniciales (canto de entada, saludo del celebrante y una monición breve que explique el sentido del rito.
A continuación viene una LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS, tomada de los que proponen el Leccionario del Misal romano o de la Liturgia de las Horas en el Común o en el Propio de santa María Virgen, intercalando u otras lecturas que propone el propio Ritual. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.
A continuación, el celebrante, según las circunstancias, hace la homilía. En ella explica las lecturas bíblicas y el papel de santa María Virgen en la historia de la salvación, para que el significado de la celebración sea percibido por la fe.
Se termina esta Liturgia de la Palabra con una Oración de los Fieles. A continuación se pasa a la
ORACIÓN DE BENDICIÓN
El celebrante, con las manos extendidas, dice una de las oraciones que propone el Bendicional.
Después de la oración de bendición, el celebrante, según las circunstancias, pone incienso e inciensa la imagen, mientras se canta un salmo o un himno que guarde relación con el título de santa María Virgen representado en la imagen, o, por ejemplo, una antífona mariana.
CONCLUSIÓN DEL RITO
El celebrante bendice al pueblo, con la fórmula del Bendicional. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.